El otro día charlaba con una amiga americana quien me preguntaba por qué a nadie en España le gusta Penélope Cruz, actriz muy valorada en los Estados Unidos. Es verdad; aquí -por costumbre- no se valora a nadie, y la gente tiene que irse fuera para que digamos… Ah, sí, esa chica... Sin ningún entusiasmo. Y mucho más si es una mujer, pues además añadirán que si se ha acostado con nosequién…Y es que hay mucha envidia, y poco reconocimiento. Te puede gustar más o menos, de acuerdo; sin embargo es necesario reconocer su trabajo y el buen desarrollo de su carrera.
Los americanos la valoran… a su manera. Quiero pensar que este año le han dado el Óscar por toda su trayectoria profesional. Porque la verdad, en la película de Woody Allen, sinceramente, actúa bien poco, y me refiero a tiempo delante de la cámara: hasta la mitad de la película no aparece, aunque eso sí, lo hace bastante bien. Película floja donde las haya. ¿Quizá por eso lloraba Penélope en el baño sin querer salir? (Se nota demasiado que Mr. Allen trabajó por encargo).
A mí me gustó más Penélope en Volver de Almodovar, o en Todo sobre mi Madre, del mismo director, donde estaba exhuberante y se comía el mundo… Y es que el Óscar tenía que haber sido suyo antes, si es que los americanos quieren que nos creamos su jueguecillo de estatuillas…
Lo cierto es que esta actriz encarna como mujer el deseo proyectado sobre ella por millones de hombres… Un peso realmente agotador. ¡Qué paciencia!
¡Felicidades, Pe!
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